Crin (Belleza y Felicidad, 2001) -Libro completo-



puentes de sidra y helado


en la larga estepa que circulábamos
vos sobresalías más
tenías como un puente o muchos
a tu alrededor
y yo me subía a todos
o algo así

vos te fotografiaste con vos mismo
yo te tenía la cámara
nada más
parecía que hubiera un proyector de caras
mostrando los rieles de los puentes

un filtro de diamante opaco se apareció en tu ojo
viste?
yo qué sé
había un viento total que se pegaban
mis labios a un beso colgando
de tus puentes sabios, rotos

en la ropa que dejaste al lado del momento laguna
hubo un bulto
que se movió
como la simpatía
o el mal humor

parece tu estilo
ver llover helados
parece que estás llorando
pero eso no te toca a vos, cariño
sabés algo?
creo que sos un espíritu que vive en mi casa
en el fondo
no te conozco

voy a enseñarte a masticar agua
es un chiste que se me ocurrió
no te divierte?, ah
pero probá
viste que está buena el agüita?
mordela bien
no te atragantes
qué boca gorda rica
tenés mojado el rubor labial
qué suerte que estés tan cerca
así te puedo besar
vení, mush, me acerco, mush

después ya no había más sidra en nuestros corazones
el chocolate crocante estaba roto en la heladera
y el de dulce de leche
a medio derretir
quedó arte
mírenlo chicos
vengan a chupar la sangre del primero de enero

y al atardecer de este día no ordené
los otros cortan sin dejar mensaje
voy a buscar la pastillita, vos
dormite

18° C

                                           
Hace dieciocho grados a las cuatro de la mañana.
La ciudad viaja en su taxi.
“El puente Golden Retriever.”
No sé por qué casi hago el amor sin desear.
En el remís hay música de Air Supply, muy romántica.
Pasan dos adolescentes deslizándose sin casco.
“Él se apuró para darme un beso más al partir.”
Me puso el corpiño y la bombacha como un experto torpe.
Fumamos, charlamos, nos juramos eterna amistad.
El colchón tenía partículas en vez de sábana.
El agua y la cerveza nos dictaban palabras.
Él me ofreció fruta tropical que rechacé.
Quería darme clases de sutileza.
Después me prometió un desayuno amoroso:
Café con leche, diarios y factura tibia.
Mientras hablaba palpaba.
Yo me resistía disimulando ante mí también.
Le di el gusto.
Fui egoísta.
Lo quiero.


el frasco de perfume está caído


el frasco de perfume está caído
nada se ha derramado de él,
sin embargo
las gotas
contenidas dentro del vidrio
espejan el resto del cuarto
cilindros

la alfombra teñida de pelitos
los almohadones desenchufados
palabras en la biblioteca
desbordando
mis gatas dormitan
frente al computador
encendido, vibrante
se adoran como espuma de cuadros
los bigotes detectan
mi poesía
naciendo

la poesía del frasco de perfume
que hoy derribé
al salir rápido
hacia mi trabajo
bajé las escaleras
con la tapita en la mano
y llegué hasta la puerta

en la vereda
sentí en la mano
el sabor oliéndome
como un camino
que hago todos los días
entre los árboles cambiantes

las esferas del cielo
los cuerpos celestes
y las estaciones de néctar
traslucen las cuadras
hasta el colegio
perfume de jazmincitos
rosa china, arbustos
en los coquetos monoblocks
de belgrano r

el frasco de perfume está caído
es lindo saber
de su caída
que yo provoqué
recordar mi apuro...
ahora estoy tan tranquila
estoy en el poema
soy como una flor
por la que pasa el viento
transpiro belleza, quietud
blanca y perfumada
desvanezco el aire
que entra en mí

plac!
se cayó el frasco de perfume
no importa
voy a dejarlo así
volteado sobre el escritorio,
habla con mi lapicera roja
con los papeles disueltos
con el sombrero tejido
y la cáscara de maní
de 1999


no saber



el piso está manchado de ilustraciones de mi vida

el lazo de amor florece a cada hora

el canto de las flores desborda el tiempo

la mirada de las cosas las enciende

no comprendo


quietas, intactas, sueltas
las almas

el paseador de perros parece feliz
contra la mancha del sol
y sus amigos cotidianos lo respetan
quieren darle un momento de alegría

las cortinitas de las casas
tienen pequeñas mentiras bordadas
para no tener que decirlas

en las lágrimas de las alumnas
encuentro una razón para dar amor

el tiempo parece inmóvil
pero fluye a través
de estos esbozos de vida
¿en qué orden?

la conciencia va y viene
como un péndulo bajo el agua
iluminado por la luna
por la luz verde de las plantas a la noche

entrego mi deseo al universo

soy viajante del espacio viajante

nada se quiebra en el fluir

los insectos siguen su destino
los cantantes dan vida en su voz
las pestañas protegen y seducen

y así el rumbo de las cosas
es un ensayo sin interrupción

Fulgor




Los ojos de la tormenta estaban muy claros
abiertos
proyectando viento sobre las plazas
y las ráfagas de agua
pronto iniciaron su líquido estruendo.

El perfume frío
y la noche
elevaban a los personajes
fuera del tiempo.
Las sillas volaban,
las ramas se desprendían,
el sonido de las voces
era música nocturna
que rodaba en el viento
contra los automóviles
espejo del viento superior
que hacía flotar las nubes luminosas
a pesar de la medianoche.

Un primer beso,
semi-oculto detrás del bar vidriado,
casi atropella el tiempo
haciendo verter todo el presente
en visiones fugaces
del pasado y lo que vendrá.
Suspensión.
Deseo.
Los aullidos de los labios
que ansiaban besarse
eran disimulados por palabras
a través de las que se colaban
hilos de verdad natural.

Luego, el baile
un fuego
declarado en bocanadas
de humo
encendido.
Frenesí.
El movimiento
áureo
soltaba aquello escondido por siglos
bajo el dictado de la voluntad.

El fulgor
volvió a encenderse
desde los ojos, por los dedos
a través de la piel parlante.
El jugo de los bailarines
se tocó.
Verbo y silencio
simultáneos: ejecución musical
de los besos.
La carnalidad rosada por labios
abría un nuevo aroma
en la tormenta nocturna,
muy lenta, la primera lección
y sabia ya
como la lengua.

Los barriletes y los pararrayos
atentos al relámpago
querían morir en el fulgor.


un bote se aleja de la tarde



quisquillosa y atronadora
la última hora de la tarde
nos separó como un terciopelo cortante

quise decir una palabra
pero desapareciste
o enmudecí igual que la pena
que ya no siento por vos
sólo amor
alba de colores sanos

un bote se aleja de las orillas
para siempre



Los caballos comen de noche




el poco calor que el sauce
fundió hoy en su clorofila
vibra visualmente

todo aquel murmullo del viento
al que pertenezco
hace mover también
la hoja seca sobre gravel
la voz de pájaros
y otros animales
del atardecer

como un eunuco
mi único placer sexual
es el movimiento del micro
recordándome
sueños
va llegando
el color flúo
este extraño resplandor
¿qué despierta en mí?
frío fragor violeta
un espíritu de eso
como un alma
levanta niebla en mí

voy más adentro del paisaje
como si la luz reflejara
el interior oscuro de las cosas
sin corte transversal
entro como un rayo láser ubicuo
alrededor
ya no hay nada de mí
el viento es mi oído
se funde sin luz
mi cuerpo real
entro al croar de la rana
que el pájaro imita
viajo,
sigo viajando

ya casi estoy en la noche
que aquí no es verde
sino rosada
aparezco como un tambor apagado
como un interno despertador
¡tanto vi!
de noche también comen los caballos
cruje entre sus dientes con labios
un heno tierno

ya los pájaros y perros
no saben qué imitar
con su sonido
el viento huracanó
sus plumas y pelo
adormecidos
recordándoles
el tiempo de la oscuridad
el neutro silencio (épico)

la voz también
se interna en las rocas
de su mineral ser
y el agua del cuerpo
percibe un blando letargo
que deja fluir
negro

la noche nos está atravesando
comen los caballos sin ver
las paredes producen invisible textura
luz fumando opio
bajo tierra
adentro de la montaña
la tierra toma colores
para el futuro temblor


Abre los ojos




el jardín de un cielo
fuego también verde
planeta de ojos de colores que mirar
extraño oasis
la cascada amarilla ascendente
gran movimiento
la tierra apenas sostiene
vertical procesión
y la ampliación continua de los círculos
pero un ojo negro
niega al vislumbrar mi nombre
¿por qué existe la oscuridad?
se pregunta a sí mismo
pestañea sin contestar
vienen a besar sus párpados
insectos brillantes del día y de la noche.

Entre los dedos del aire
pasa el tiempo
como un haz de lápices
sobre el papel
a veces quedan palabras
y a veces no
si alguien piensa en mí
¿cambia este dibujo?

siento que viene el sentido
como una ola
apenas llega
la marea baja
no sé si queda alguno
en mí
sólo hay colores
estruendo
que besa una posible inmensidad

veo el abismo de lejos
desde arriba
como un insecto contempla,
se lanza a una flor

¿por qué nunca sueño con paredes?
¿por qué pienso que estoy hecha de viento?
¿por qué soy feliz cuando estoy sola,
los demás en mí,
yo mirándolos?

ésta es mi personal nube
que a veces salpica
ésta es mi cometa
tiene garras suaves
para captar coliflores de aire
en los que queda atrapado
como una pinchuda flor
el árido albergue de un cactus

las espinas no solo hieren la piel
también tajan el aire
y eso
es música
incolora
que ya hacia el cerebro
se croma
y el ojo negro
abre los ojos
viendo al fin
que su sombra
no es más que claridad
proyectada sobre el cuerpo
y más allá
la materia es sustancia oscura
donde deslizar luz

lago y tú



voy al lago de la cama
estás saludándome adentro del ventilador
como un macho en partículas
te arrojo las manchas de la bikini
culpándote por las horas de playa
dónde me vertiste?
me rescató mi mujer (yo)
tuve un sueño muy frágil
devoraban mi cuerpo siete hombres
me ardían las entrañas
pero quería más
gozar duele, verdad?
a las cuatro de la tarde sonó
el teléfono yo me reí de él
partí corriendo
para no quebrar la vida ruidosa
volví al lago de la calma
donde no hay nada que se parezca a las noticias
respiro sin querer
veo bloques de hielo
no quiero morir
estoy cosiendo tu cuerpo que destrocé
lo que toco impacto
mientras te canto pero mañana
tal vez vuelva a matarte sin querer
adentro de las plantas pongo palabras
mi secreto es así, no crece
estoy furiosa y feliz
muy rápido
soy quien quiero ser en el silencio
en el velador encendido a la luz del sol
no sé qué estaba buscando en esta heladera
tengo que salir hacia el calor perpetuo
donde me hospeden pájaros
que también puedo devorar, pero acaricio
no, basta de ser trágica,
en realidad me estoy riendo,
no sé hacer que las bromas parezcan lo que son
me tiento
estoy a punto de caer al mundo
mi arcoiris, mi paraguas, mi helicóptero...
soy lluvia
vibro en una transparencia
quietos todos, los rodeo en gotas de mí
perciban
o soy yo la que me lluevo
no sé
qué hermoso o terrible no saber
licúo todas las frutas y me meto adentro
te saludo desde el vaso
hola a través del vidrio
bebeme que quiero vivir en tu cuerpo
y en tu mente, más que nada
a ver qué es ser otro
salgo a la calle con anteojos
soy un par de lentes
nadie sabe que hay alguien detrás
incógnito de mi desaforada grieta
basta, basta, cuántas veces lo repito?
frenarme o acelerar
hasta el dolor del placer
es exactamente igual
no es nada, es algo
la verdad fluye lenta y misteriosa, voraz
como mi surreal mantra
está bien, acordemos algo
tú y yo
somos tú y yo
miramos la luna desde el lago
fumar es estar siendo alguien
yo te vivo un rato
después vos me destrozás
nos incendiamos sin poder nunca
acabar
de ser
dame la mano
¡¿qué es esto?!



esto es una ópera
los que viven no pueden dejar de cantar
les arde la garganta
pero nadie los pesca de ahí
ni los trae a lo seco sin canto

yo quiero escuchar
sin responsabilidad
canten, vivan, no pueden descansar ni morir
vayan ahora al agudo
no osen detenerse
permanezcan en el la

por qué ordeno sufrir?

en el intervalo tomo café
nadie me mira
yo los veo no mirarme
ser ellos mismos
los cantantes fatigados tratan de exterminarse
pero los toca el acto siguiente

tragedia
los edificios del mundo están aburridos
de ver microcélulas de frío terror indiferente
tendrían que irse todos a las casas
y ser personajes buenos
el mundo es un monoblock
navegando en internet sin rumbo
por qué yo lo miro?
ahí estoy yo, tan chiquita, no me veo
mis dramas parecen dibujos animados
para adultos sofocados por la carencia del todo
mi ansia es un manchón olvidado en la pantalla
mi modernidad, oh, mi modernidad
comienza a desplazar lo real hacia el fondo del escenario

hay animales en la platea
vendados con hojas de parra
que no pueden dejar de oler
quiero ser comida de perro
amanecer en el más allá del perro
ya soy ciega por tanta pantalla
ahora pienso en flotar hacia acá
más cerca de mí, dónde?

las máscaras eran lindas
pero las atropelló un viento
igual nadie mira lo que hay
salvo, oh, salvo, mi amiga y mi amigo
nos vamos los tres a la laguna
el balneario diseñado por lo real
se dispersa contra el deseo de mí
ellos son sofás muy cómodos
donde me siento hasta desaparecer
sin brutalidad, lenta como la verdad natural

mis amigos tienen algo que se llama ojos
ahí me veo
qué delicia es el amor
me acarician sin que lo pida
me devuelven mi piel
mis órganos sensibles
mi mente imaginaria
no cantemos, por favor,
quiero recordar este silencio para siempre
donde el amor ocurre
como una enorme necesidad del mundo olvidado
sentido del tacto

aparece una sola palabra
intermitente y diluida en la leche rosada del tiempo neutro
es una brisa del universo
colada entre las manos
la nada robótica se esfuma ya
y quedan quietas las palmas nutrientes
entregando exquisitez



el tenue sabor de la sangre buena



está todo envuelto en sangre
pero es pura, bella, sin dolor
una sangre que es sólo vida
sin símbolo ni herida,
tibia y dúctil como el aire

los alfajores y las tostadas
los libros sobre la mesa
todo en un baño casi transparente
casi rojo sangre

en mis manos se leen
líquidas palabras de siluetas color carmín
dicen los nombres de las personas que me aman
las mismas que amo yo
repetir estos nombres
con las manos, con la boca
me hace un bien santo
me hace un bien eterno y limpio
así que ya podemos merendar

hay invitados fantasmas
pero están todos, es verdad
ilumina su tenuidad el sol,
la vida,
algo tierno y fuerte que quiere ser mordido

dando vueltas entre los fantasmas y yo
el espíritu de la esperanza
también incorpórea, casi roja
quiero hablarle, decirle algo
mi necesidad no tiene palabras
quiero besar un cuerpo que no existe

su sonrisa dispersa mi miedo como un polvo
dispersa el temor, lo que domina, lo horrible
la tristeza está sentada pero se porta bien
toma la cuchara, sirve limón
y trata de sonreír

la felicidad habita todos los cuerpos
en el calor de la cintura
irradia momentos de su estupor blanco

ya casi no existo
soy miles de fantasmas
es tan bello desaparecer
no ser, devenir invisibilidad

cenizas de un caballo despeinándose mucho



hoy estoy sola en la lluvia color rosa gris
los árboles son caballos despeinados
que se vuelven ceniza con un toque de marzo-abril-mayo
voy a contar un cuento:
todos los años llega un día en que estoy sola frente a un árbol muy despeinado, tan despeinado que creo que nunca saldré de esta depresión, porque no hay forma de volver su pelo al lugar de origen, tendría que esperar a la primavera, al verano para que lo peine y le tiña las canas verde, pero es utópico pensar que algún día la tristeza dejará de existir. estoy hecha, oh, sí, lo veo claramente en este día de petróleo recalcitrante, estoy hecha de las mismas cenizas que contemplo y quisiera darles vida, no, no, no puedo decir la palabra querido, querido, trato pero tartamudeo al azar del viento que me ruge a mí también todo el pelo, y no sería nada estar despeinada, es lo que significa: destrucción del ánimo, arrebato de mis últimas energías mientras preparaba un té que anuncia la caída.
este cuento no tiene fin
es un cuento muy triste y nunca puedo acordarme si es un cuento o no, me sale de la voz, oí toda la noche el barco rompiendo mis ventanas y rompiendo cada palabra que intentaba colgar del cielorraso: manzana, potasio, tazón, todas las palabras quedaban partidas en forma de vidrio que corta mucho, más se reía ese aire malo cuando me veía llorar, suspirar frenéticamente, hiperrespirando a ver si me vuelve el alma al cuerpo, pero quedó lejos, viaja en un colectivo viejo y destartalado arrastrando de un hilo todo descosido mi alma en pena que sigue llorando, ¡como si las lágrimas fueran a frenar al tétrico!
lo peor es que tengo que prender la estufa. tengo que prender la estufa y voy a tratar de quemar mi ropa como una forma histérica de renovación, aunque de antemano sé que nada ocurrirá. la ropa quemada huele a todo lo demás, al jardín devorado por la nieve pútrida. si me quemo las manos en la estufa podré comer algo caliente y crocante, y ya no tendré nada con que escribir palabras que me hacen bajar adentro de los restos de té que hirvió hace tres años, cuando creía todavía en la ilusión de que yo no era el único ser en la tierra. voy a hacer el último esfuerzo: el esfuerzo de encender la estufa en forma de abuela para ver si soy sustancia combustible, lo cual me daría una esperanza de fenecer como la gente.
quisiera contar un cuento, no sé si es posible, si puedo dibujar aquí frente a mi vista desguarecida una oreja, por más triste que sea, para ralentar eternamente este cuento horrendo que necesito expiar: ¡no soy culpable! ¡no soy culpable de mi tristeza infecunda! no voy a seguir gritando “que alguien me salve”, sé que es en vano, sólo voy a contar, una vez más, este cuento:
resulta que un árbol-caballo se me despeinó un invierno y ya no lo pude acariciar, porque era de piedra y si lo tocaba yo me iba a desintegrar, a desangrar, iba a manchar todas las sábanas, ¡no es posible dejar tantas huellas de dejadez!, tengo que controlar mis nervios y ver en el árbol al caballo como era antes: potro negro brillante que da coces en los lugares exactos; si todo sigue así, como en este cuento, tendré que inventar un buen hotel, un hotel pasable, cuya sordidez me asile.
el cuento sigue así: el caballo no quería que nadie lo tocara y si le decía palabras de aliento se descomponía más rápido. quería ver películas de violencia psicológica, películas que nadie se atreve a alquilar en el video club de la montaña. entonces yo le narraba al caballo este cuento muy triste, esperando que se recompusiera, pero nunca se recomponía, y yo me iba quedando sin voz, él escuchaba que yo enmudecía como una fuente que se va envenenando mientras vemos el peinado del caballo cómo se desarma. el puente que nos unía a la realidad profunda se desvanece y quedamos sueltos, cabalgando aire sin diamantes, atropellados por el más terrible e inhóspito miedo a la nada

Clarice

A veces para escribir es necesaria una amplia calma que libere la superficie reveladora de las cosas, como ese hombre, mayor, rico y elegante, que mira lentamente el café hasta toparse con los colores de mi chal, donde –sin verme a mí– su mirada se vuelve aún más lánguida, parece que no tuviera fuerzas para fumar. Pequeños pájaros saltan sobre el toldo amarillo, a contraluz se ven las patitas, más nítidas que el cuerpo redondo, y su movimiento de a pequeños saltos. Una vez canté mucho, mi voz unía en su torrente las más diversas ramas del género humano, en el sonido que yo abría volaban también seres de carne, muertos por siglos, y cuyas sombras luminosas habían roído hasta entonces la piedra. Por momentos mi voz era un murmullo rígido adonde se acurrucaban las mismas almas que en el crescendo subían y se alejaban sin perderse de la vista de mi canto. Cualquier alma más podía ser nacida de ese canto luminoso, mientras yo sentía que nunca abandonaría mi voz.
La fuente duerme un sueño de plantas mojadas o clava agujas de sonido en sí misma. Las migajas se hincharán hasta el verde en la fuente si es que un pájaro no ejecuta antes la miel de la devoración. Miles de niños forman las aguas danzantes del mar. La turbulencia de los árboles crea viento allí donde había una estática, una potencial fugacidad, así como el silencio está cosido con hilos de realidad sonora. Las frutas del cielo lloverán el manantial del primer día del Espíritu, beberemos del celeste como nuevos dioses naciendo lentamente y cada vez volando con mayor levedad. Trazan bocetos de sueños las palabras, sin alcanzar a desaparecer vibran un poco más en el aire lunar hechizando los ojos del alma apacible y ávida de dulce calma. El ruido confunde mis células, despierta mi silencio acumulándose como vino. En mi propio pelo anida el futuro, donde se pasea, esclavo del tiempo, yo le ofrendo lazos y no sé si deseo leerlo. Por la calle la gente rueda como bolas de cristal, están empañados por el humo de la vida que no han olvidado, pero algo sin tiempo y sin lugar permanece, como la emoción de la dicha que tal vez no se revelará. Esa mujer mira un pájaro sonriendo, ¿es la misma que antes se hamacó en los juegos de bebé? Esa mujer soy yo.
Se durmió un pie. ¿Si se durmiera todo mi cuerpo, moriría? Estaría más cerca de no sentir mi cuerpo y conocer el sueño lento de la muerte. He soñado que escribía novelas y poemas enteros, esas noches fueron libros para siempre cerrados. En las palabras ocurre el tiempo, ¿verdadero? Las palabras me vuelven más real, me hacen existir ante mí misma a través de su deslumbrante libertad que me guía. Sé cuál es mi cuerpo en una multitud, ¿a quién se parece mi espíritu? Siento que en él cabe todo, caben los demás vistos por mí, por sí mismos y por los demás; con fruición intento correr y es igual hacerlo huyendo de mí que hacia mí, el mismo lugar plagado de voces y miradas. Pero conozco mi medicina, soy capaz de atravesar mi dolor y mi tristeza, ¿es más mía mi felicidad, sin embargo? ¿O es más yo una pureza pálida que sonríe llorando? Adoro poder ser herida, soy vulnerable y por eso puedo cantar. Cuando me seduzco en las melodías del piano de mi voz planeo sobre lagos turquesas y arena volcánica y pareciera entonces que nunca volveré a devorar carne, suelto alas, pájaros y adolescentes llorosos, todos se zambullen en el cielo aéreo o en el cielo acuático, y yo floto convertida en un puñado de plumas que se dispersan en la inmensidad. Soy sigilosa para ver la humanidad, les hablo a los animales y ellos me escuchan y me contestan. ¡Tengo tantas lenguas!, no sé por dónde me salen, me asusto y pienso que todo eso no puedo ser yo. Sé que sé llorar, o no debería decir “sé”, debería decir “lloro”. Las lágrimas consuelan el vértigo de un desasosiego como manos que me soltaran en el vacío, ahí llega la laguna de piezas lacrimales, líquido adonde me hundo hacia una dulzura antigua, anónima, es extraño que allí sea más yo que en ningún otro lugar. Siento que pertenezco a una diosa con poder para dirigir la temperatura de los seres y las cosas. Me transmite ese don por rayos del amor que le entrego y puedo superponer las temperaturas a las palabras. Fumo en la terraza de un edificio alto y veo todas las ciudades. De la mano sostengo a mi amor circular. Las voces de lo bajo llegan como música de nubes altamente blancas y que serán más tarde púrpura como los ojos del amor. Porque mi ley es amar y ser amada, por el aire de ciertos seres quienes nos nublamos en el placer y la suave tristeza y las crisis. Escribo por la mano de mi amiga que escribe. Ahora sé lo que soy yo, mi límite es como el agua, circunstancial, sospecho la felicidad detrás de los ojos (es el llanto), y es inmortal esta fugacidad (de vivir). Me sumerjo con ella en un arca de agua, puedo sentir sus rodillas bañadas por mis dedos, sus pies palpando la naturaleza como un feto vivo. Más que mi mano le doy la boca de donde sale agua de palabras, y el amor frío de metal se afila en un plano eterno, circular, de átomos manjar que cenamos bajo el agua junta de las dos. El mismo ser de amor es otro, fortuna, el cuerpo nos envuelve; no siento necesidad (de salir), todo está llegando, como en el cuerpo amor. Mi piel de agua está bautizándome. Piso el cielo y me hundo en fuegos frescos, violetas, donde huyen los átomos de realidad, ¡sé ser yo!, ¡sé ser yo! Los árboles disfrutan su indomable verdor.


Romántico blando



Romántico. Otro atardecer que parece helado. Voy cantando por la calle granizada, la tez de la nueva estación sonríe en las ventanas relucientes de agua polvosa. Lo blanco sacude la realidad con su saber esponjoso a la vista de los perros y la humanidad. Todos nosotros cambiando de peinado y de ubicación sin conocimientos cabalísticos que pudieran dar sentido a nuestras arbitrariedades. La estación va a salvar esta expresión de angustiante curiosidad que convierte al futuro en el objeto del deseo, un futuro cercano que confirma su proximidad en nuestra ávida imaginación.
Romántico. Vuelvo de dar mi vuelta en la lluvia ácida de Plaza de Mayo. Me convierto en mí misma una vez más. Contesto que sí a todo y así creo mi nueva individualidad. Soy cósmica, sí. Soy de aire. En la voluntad desaparece todo y un presente arrebatado grita agitándose en mi deseo una vez más. Me encuentro en el ascensor. Con una familia. Me pregunto por qué no soy así. Ahora digo “no”. La hija es la esperanza que se fuga dentro de dos años. Que vuelva, que vuelva, como vuelvo yo de mi salida para ver el cielo de nieve negra cubriendo todos mis miedos con su manto de derretida espuma muerta bajo la cual relucirá pronto, con los ojos dentro de la noche de los sueños, algo más, otra cosa, en un presente que se separa de la oscuridad.
Ya en casa preparo mate cocido con arvejas. Voy mintiendo rumbo a los espejos de la casa, presiento todo lo que soy, sin palabras, y no lo puedo englobar. Cualquier cosa es la vida verdadera, tener curiosidad es mejor que ser feliz que se acaba, el entusiasmo renace con todo… si puedo, si algún astro cambia su posición y me mira de frente. Entra. Necesitaba un amante, ahora lo recuerdo. No era cualquier amante. Era ése, el que no podía ser. La soledad puede crear la compañía más perfecta, pero si llega, ya no lo será. Huyo del tiempo. El olor de la lluvia me hace llorar, de verdad, de placer inagotable. Huyo del tiempo hacia mí.
Me tomo de la baranda del balcón. Me cae la lluvia furiosa, entonces imagino desmayar sobre la barra de acero cilíndrico, como una obra de teatro con personajes de papel maché blando que ya se secó pero igual volvió a mojarse con la lluvia de esta noche, crucial para mi vida.
Oigo el sonido de la penetración. Ya había llegado otro amante e incluso había empezado ya a penetrarme y yo todavía tirada en el balcón blando. La imaginación iba más allá de mí, como estar loca, hablar mientras destapás botellitas rotas. En el subte si hablás sola no estás loca, tiene que haber algo más. Me juego el todo por el todo conmigo misma a través del hombre esta noche. Era noche para un hombre, fueras lo que seas.
Yo te vi, vos eras mi amante inesperado. Pero ya mismo te veo desvanecer como otra ilusión en el aire de la lluvia. Ya mismo ya ha pasado. Contribuyo al aire móvil del tiempo, el viento, que recuerda que el tiempo existe porque va pasando. En verano el tiempo corre más rápido, con tempestades huracanadas. Hoy es invierno de nieve, con todos brillitos puestos en la lluvia por la granización. Agua oxigenada me hace falta y voy a la farmacia. Un muchacho está comprando preservativos, lo envidio, se da cuenta cuando lo miro un segundo, sale, en su auto lo espera la novia fumando benson and hedges. El lingote de oro en forma de falo que te llevás.
No, nada. Hoy no rendiré cuentas, mi vida, a vos te hablo, vida, querida, cuánto te amé siempre. No quiero dejarte de lado, ni vos tampoco lo hagás. Te amo más que a todo. Voy a entregarme ahora.



fresca de talle



viene naciendo en mí un alba fresca
está llena de bosques minúsculos como insectos del atardecer

quiero encontrar las flores perfumadas
de donde proviene este fragante veneno
las brisas, las lomas, las albúminas
quieren quebrar tu tallo rosado fléxil
imposible

who are we?



tocamos maderas endurecidas
puntiagudas
que nunca cambian

en las orillas de la casa
rosados ríos de atardecer aterciopelado
dorando el sol ciertos arcos
que dan al infinito

permanencia del suave verde
algunas visitas alejándose de otros
miríada de noviembre topacios
en el cuello de una planta longa

círculo de pinches concretos
aridez de cadena montañosa
cobertor natural en nubes caramelo
el paisaje tiene cuernos da abundancia

evasión hacia el todo nuestra
meta son cristales de agua y hielo
abandonados en el cáliz paradisíaco
de moras y salvajes ánimas



crac y respirar
(el sol tocado)



el sol tocado por nuestros labios amarillos
tazas de porcelana mágica como alfombras de velador de cielos
nubes pomposas y frías del norte de los sueños
con los ojos en blanco estupor vi tu enorme danza
alimentar olas de mi devoción tibia, soplar lábiles vientos
la naturaleza de las hojas y los ojos verdes como el pelo de conejos drogados bien
en el untable frenesí de nuestra miel de luna, mil besares
conozco el fresco sentimiento de dejar desear
sábados juntos como piedras de una construcción del amor
nuestro sutil manicomio, casa, lleno de muebles blandos de corazón
armonización japonesa para las mañanas en que no han despertado los seres humanos
las animalas van a nadar a nuestro atuendo, a nuestros aposentos de agua rara
quisimos ver los vasos vivirnos al ver beber
qué sentimientos poco simples para disfrazar de algún modo neutro, terso, lacio
qué enferma riqueza que no podemos aprovechar, ¡a la reserva! ¡a las bicicletas de pelo largo!
a ver volar los mejores sueños hacia nosotros mismos, envueltos en telas de vicio
crac y respirar, biombos de paño de piel, fiestas diminutas en los baños
respirar el terciopelo que te cubre y sopla, evidencia de tu ser sutil

el tilo vive lentamente

...a los sueños




el tilo es muy verde y perfecto
su estar siendo vegetal
es en sí una flor también verde
cómo entiende la profusión
haciéndola, creando profusión por vez primera
eternamente

yo voy caminando por la luz
de la vereda celeste
veo su amplia horma
de follaje en crecimiento
algo es elástico y se endurece
la fresca erección de las hojas
nacen del tallo elevadas
luego, en el otoño
sonarán irisadas de brisa
ahora dan carne al aire del viento
dulce, blanca, verde carne verde

al pasar bajo su umbrella
es como si me cantara una canción
la de su cuadro de fernanda??
la nota fa, que me cuesta cantar
sonaba en mí tanto como en todo
el cielo clavaba en las mejillas del árbol
rutilante sol rayado, el color rojo como luz solar

ya el tono vuelve a la vereda,
el tilo ha pasado
ahora vuela mi vestido
y las baldosas
me llevan a ver
el balcón de enamorados

frente a mi ventana
crece un tilo
que vive lentamente
trae el tiempo de lo verde
puede crecer y lo está haciendo
recuerdo...

cuando los bulbitos
comenzaron a estallar
había tormenta
los tubos de agua gris
saltando
en los charcos de sí mismos
ahora tan profuso

el tiempo de las plantas

el tiempo de un árbol
como nuestro tilo

el tiempo

del tilo

cómo el ser humano podría
escribir su progresión?

jamás nuestras representaciones
del tiempo
podrían
ser tiempo vegetal

me repliego
empanadas hago con las palabritas
con las que intento
dominar la mente
o ella
lo logra conmigo

más repulgues
que se cierren mis compuertas
de la humanidad
porque ahora deseo
ser vegetal
ver la experiencia del verde
haciéndome trenza en lianas
vamos
a los sueños

vamos a los hojaldres de vida
de sidra de chimpancé
de cencerro de bambi tímido
veloz como el ñandú pequeño
que viaja casi volando
al final de la bandada

esta es la muerte del sujeto
al fin
resurrecta en el alma de natura
somos todas ella
delfines                              (género neutro)
color turquesa

vamos,
a los sueños...!

cristiana nunca
no quiero creer más
en el dolor
que pase y se vaya
adiós
soy feliz!

vamos,
vamos más...
todos... a los sueños...!


juntas las sombrillas
al borde del borde
de la playa
un pote de cartón
de dulce de dulce de leche
mojado por la lluvia
que está cayendo
toda la arena mojada
la bikini colgada de la puerta
de madera
del hogar de vacación
la cabañita
el campamento, la carpa
estacas en la tierra
que clavé
el zumbido de millones
de desconocidos a los pies
de la carpa,
con querida amiga extraña

millones de insectos zumbadores
zumban zumban
cuando más zumban
es cuando más calor hace
a la tarde
al escribir

la carpa, la canilla pública
los demás:
el niño loco pelirrojo
que quisimos echar con un show
cantamos
bailamos
felices “amando la libertad”

pero el matrimonio se instaló
pero el hijo estaba loco
era pelirrojo y gritaba todo el día
comencé a poder enloquecer
con la locura del niño
y a no poder escribir
tanto

sin querer canté
sola
en la playa desierta
lejos
a seis kilómetros
que solía caminar
bajo el ardor de fuego de luz

aunque No vi el eclipse.

Esa noche
dicen que fue naranja,
la verdad:
yo no la vi,
me había atascado
de buñuelitos
de alga

me dormí
del estómago
y el eclipse
pasó
por encima de mi carpa,
de mi sueño
necesario


el tilo habrá visto
el eclipse?

qué del tilo,
a bien decir?

esta verdura no neutra
los ojos de cada hoja
no “existían”
cuando el eclipse
–que gary y otros amigos
vieron en la terraza
y después los vecinos
subieron
con bebidas espumantes

bella ebriedad
ante un eclipse–

la luna fue una roca naranja
esa noche
para mí
que no pude verla

la playa,
también naranja?

entro como tomando mate
a
los sueños de un tilo

el tilo de la fuente
de la luna

tilín
tilón

una circunferencia
de naranja
se instala en el dibujo
del paraguas
del tilo

clavos de tilo
en la mesa de olor

esculturas alrededor de los árboles

criaturas débiles
al parecer
animales elásticos

la escala de su flor
al ser así
de tierno verde
en expansión


esta noche ahora
salto por encima del tilo
veo una ciudad
y sus cafés
giratorios transparentes
como bandejas para discos
donde nuestra conversación
es la música radiante
y nunca hablamos

esta noche es de día
las luces del cuarto
y las de la mente
me lo van a decir

allí donde se agita el final
como un pañuelo
junto al poblado río

en el lugar donde el muelle
termina




(haikus)







...



colección de piezas calchaquíes que recogí


...


hay viento en la fiesta del tiempo, bañados


...


un humor polar tienta su psyche


...


ráfaga de maíz desatado, opio volando


...


estar en las nubes de la tarde, albicie de agua congelada celestial


...


western patagónico filmado en ramas de árbol invernal, quincenas


...


pagoda con tapir, veloz canguro


...


rinocerontes en acuario inmenso, vitraux de tigre


...


calor diluyendo su lava en hormigas


...


mar de oro, brillantes crisantemos, copo de amar


...


en la gris nevisca del sueño, un cigarrillo plateado


...


fresca montaña de plátanos alfombras


...


sónico tapiz, nácar de oveja, bilis


...


perfuman filtros de ave quizá


...


ojos fatigados por la perdurable fiesta


...


cáliz, pomo de prunas, bresca


...


recuéstate, tres palabras, antes de dormir
prometo darte tu época predilecta


...


gengibre, malvón, perfumes secos, marrón


...


quietas las sombrillas por un momento no son viento
fragor de la espuma suena son rosa
arena por tacto, estilo de puntas múltiples


...


en el espacio
un lánguido acuario
color malva
como delfines


...


princesa asiática
reina sobre los hombres
que no existen


...


quince leopardos cruzan el desierto al alba
estrépito
lila


...


flores quintuplicadas
efecto de rey


...


agua de vidrio
vendimia de cristal


...


aireación y gamas
la tersa agonía de la piel del día
cruje en papel blanco
víboras palidecen hacia el gris cielo


...


fuente en que baño tus pies europeos
río en que nadan tus pies americanos

el agua autóctona trae recuerdos del agua universal


...


en mi fuego encendido en mi castillo de la mente


...


reposera para no pensar

jardín de plantas exóticas en un lugar desconocido
fuentes vibran respirando agua y estatuas desnudas
ninfas volcando vasijas volcando vasijas volcando


...




fina




fina
vid
empañada
de
viento
lavante

...

olímpica
frente
en casa
gesell
bordados
holanda
bartok

...

hamelín
flautriste
ratonas corriendo
dormidas
atrás de la alacena
horcajadas
impermeable
gris sólido
evanescencia
de cristal plástico
incongruente
vital

...

esencia
vainilla
piel
asno
luz
luna
fenicia

...

crisálida
crepúsculo
blanche

...

húmeda y perfecta
el sol
en el ojo
rumba
cangrejo

...

resistencia
fibra
clima a nada
índigo de los sueños
velocidad
irreal
lenta?

...

con los espejos
bañada
en lo
extraño
perfecto
negro
plateado

...

boca
jilguero
el ovejero
cáliz
nupcia
siempre
vampírica
dulzura

...

hiena
delgada
fumando
al borde de la
muerte

...

formas
risco
peñas
del interior
sandalias
eslavas
en salta

...

souvenir
fresco
de leche
menta
no
puente
de música

...

alejandrinos
trompetilla
filipinas
acústica
vértice
extra
balance
fiebre
diamante
amarilla
calderón

...

house
of poesía
nunca
no

...

ofreciendo
lánguidas
pastillas

...

aro
fontana
tregua

...

were
iris
así
sutil
light
frágil
forte
piano
trino
silencio

...




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